Andrés recoge su liquidación

Andrés conocía el tejemaneje de la oficina y había encontrado la forma de impedir que los demás resolvieran los pequeños problemas del tipo de abrir la puerta del gabinete que se atasca. Además, podía contarse con él para encaminar a las muchachas si alguna tenía que quedarse tarde; estaba orgulloso de eso. Decían que primero corrían a Don Javier que correrlo a él y sintió que fue más o menos así porque lo liquidaron cuando Don Javier se jubiló.

Salió a empezar a buscar trabajo esa misma tarde. Se ahorró los pesos de los camiones, al cabo, caminando podía ver mejor si en algún lado buscaban a alguien. Tres días después regresó al despacho por su liquidación y vio a Don Javier, que había ido a visitar; las muchachas estaban acercándole galletas. Andrés tuvo el impulso de recoger su taza, que seguía junto a la cafetera; pensó que debía llevarse las otras tres que él compró, pero tomó solo la suya.

Iba a ser muy raro andar cargando las tazas; pero ya qué.

Por: Silvia Parque

El gordo y ella


Iba colgada en su costado. Él era de esos gordos que no parecen poder hacer esfuerzo físico, pero la llevaba encima como si nada: caminaba con ella encima, hacía todo con ella encima. A lo mejor se acostumbró y ya no le pesaba.

Una cosa muy rara, al principio, pero luego era como ver a un hombre con un monito. Porque ella era como desnuda aunque llevara ropa; como si no hablara, aunque hablara con él.

También es raro ver a un hombre con un monito, pero una se acostumbra. Al menos yo, dejé de fijarme. Así eran ellos. Estaban bien.


Por: Silvia Parque

Si el amor fuera un objeto que se toca

Si el amor fuera un objeto tangible, no sería una esfera sólida, brillante, de superficie lisa, de material incorrupto. Sería un plasma bullente, escurriendo, engullendo cualquier cosa para reconstituir su desgaste,  ensuciándolo todo. Le diríamos a los niños que no se acerquen. Esconderíamos nuestros cuerpos después de llevarlo a donde no pudiera regresar: como a un perro muy querido que hay que abandonar en un lugar donde pueda morir sin que lo veamos.


Por: Silvia Parque
Publicado originalmente AQUÍ.